TOLEDO, LA CIUDAD IMPERIAL

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Declarada Patrimonio de La Humanidad en 1985 es conocida como la Imperial por haber sido corte de Carlos I. Un lugar único y exclusivo en el mundo que sólo comparte con Jerusalén el privilegio de contener en su interior las 3 principales culturas: Cristiana, musulmana y judía.


Un Toledo con historia infinita
La capital toledana es una de las mayores necrópolis del mundo. Ha habido tal cantidad de guerras en miles de años de existencia que es habitual seguir encontrando huesos y restos en cada obra civil o particular realizada. Es una ciudad que abarca tantos monumentos que se antoja un destino indispensable. Para ello es recomendable reservar un día como mínimo para poder disfrutar de obras como la Catedral, unas de las más bellas de España; el Monasterio de San Juan de los Reyes, obra de los Reyes Católicos, como también de Sinagogas y mezquitas perfectamente conservadas.
Es un sueño poder cruzar del barrio musulmán, de aspecto más menesteroso, al opulento barrio judío o al más transitado Toledo cristiano.
Para comer no habrá mucho problema, pues dispondremos de centenarias tabernas con exquisitos menús tradicionales o de bares más económicos pensando en el bolsillo del turista. Los más agarrados disfrutarán de un económico menú en los Mc Donald y Burguer King de la plaza de Zocodover.
Es fundamental visitar la torre de la Catedral y disfrutar de las vistas desde lo alto del campanario y ver la campana más grande de España. La entrada oscila los 10-12€ e incluye visita a la catedral y la torre. Pero un detalle a tener en cuenta es que un paisaje de Toledo sin la catedral no es un paisaje. No muy lejos se encuentra la iglesia de los Jesuitas ( Iglesia de San Ildefonso) que por 3€ se puede subir sus 134 escalones y disfrutar de una de las mejores vistas de toda la ciudad desde su torre. Para terminar la tarde es imprescindible visitar el mirador del Valle, no muy lejos del Parador, donde dispondremos de unas puestas de Sol inigualables.
Por la cantidad de monumentos, recomiendo visitar la oficina de turismo y hacerse de un mapa. Aunque otra opción, nada desdeñable, es dejarse perder por sus estrechos e interminables callejones que nos irán susurrando la historia infinita de una ciudad milenaria.

Las barrancas del Burujón
A 25 kilómetros de la ciudad toledana, hay un lugar con un paisaje único y de una belleza muy particular. Conocido como El Colorado Toledano, lo de colorado le podría venir al caso por el color rojizo de sus tierras, recuerda al famoso Cañón americano. Es un lugar precioso para ir a pasear, merendar o disfrutar de una copa de vino sentados cerca de alguno de sus acantilados. Opción recomendable siempre y cuando se priorice la seguridad.
Eran grandes desconocidas hasta que llegó un anuncio de Coca-Cola, el cual las puso en el mapa. La entrada es gratuita y es recomendable llevar algo de comida y agua, esto último imprescindible. Bordean el Embalse de Castrejón y se dispone de un mirador adaptado para disfrutar del paisaje, el cual ha tardado la friolera de 25 millones de años en formarse por la erosión.
Hay que dejar el coche en un descampado cerca del bar, donde es el origen de la ruta, para terminar de llegar a las barrancas a pie.
Como lugar al aire libre que es, y en medio de La Mancha que está, es muy recomendable informarse de la climatología previamente, puesto que las temperaturas pueden ser extremas. O mucho frío o mucho calor.

Las Barrancas de Burujón

@icenca3

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