EL PORNO Y EL PORNO BAREBACK
A propósito del artículo que se halla publicado en internet en la web ideasqueayudan.com (https://ideasqueayudan.com/bareback-practica-sexual-la-padre-informarse/) a propósito de la influencia de la pornografía bareback , creo que son interesantes algunas reflexiones.
La palabra bareback ha pasado del inglés a numerosas lenguas del mundo para referirse a las relaciones sexuales sin preservativo (en los países de lengua española se ha generalizado las palabras “a pelo” y “apelero” para referirse a todo tipo de actos, películas, fiestas, etc. sin condón). Si durante los años 80 y buena parte de los 90 se intentó concienciar por todos los medios, tanto a homosexuales como a heterosexuales, de que las relaciones sexuales fuera de la pareja habitual tenían que ser siempre con protección, a partir de mediados de los años 90 empezó a proliferar pornografía heterosexual y homosexual en la que se mostraban relaciones sexuales sin condón con toda clase de prácticas de riesgo que obviamente conllevan la posibilidad de contagio del VIH-sida.
INFLUENCIA DEL PORNO EN LA VIDA SEXUAL
Si en aquellos años nadie o muy pocos se planteaban si la influencia de las ficciones sexuales que se mostraban en las películas pornográficas podían influir en las conductas sexuales de los espectadores, hoy el panorama ha cambiado mucho. Numerosos estudios muestran que tanto adolescentes (que empiezan a ver porno cada vez más jóvenes, se habla de 10, 11, 12 años según los países), como adultos, tienen una tendencia a imitar lo que ven en las películas. Esto obviamente incluye el uso de preservativos.
La pornografía homosexual que muestra prácticas sexuales sin protección está difundiendo este tipo de sexo entre jóvenes (y no tan jóvenes), que, 1º no han visto los estragos de la epidemia del VIH-SIDA (no han visto enfermar y morir a nadie, como sí que hemos visto los que tenemos más edad), 2º no se dan cuenta de que el porno es ficción, que los rodajes tienen muchos trucos y que los actores se han analizado previamente o toman la profilaxis preexposición o ya son seropositivos (y están en tratamiento, por lo que en principio, con el correspondiente, seguimiento médico y adherencia a la medicación antirretroviral, no serían contagiosos). Una generación de jóvenes homosexuales se está infectando y -como he escrito arriba- estudios sociológicos, psicológicos y médicos ya muestran la influencia de la pornografía bareback (sin condón) en las prácticas sexuales de los espectadores de este tipo de porno; se demuestra que los espectadores de porno sin condón tienden a utilizar menos el condón y en general a tomar menos precauciones en sus relaciones sexuales.
VER PORNO “A PELO”, TENER SEXO “A PELO”
Ya en el año 2006, por poner solo un ejemplo, la sección francesa de la organización homosexual de lucha contra el sida Act Up pidió al Consejo de lo Audiovisual de Francia que tomara medidas ante el hecho de que la visión de películas pornográficas que mostraban prácticas de sexo no seguro estaba influyendo en las prácticas sexuales de la población y arruinando años de políticas de prevención llevadas a cabo por las autoridades y por las asociaciones de lucha contra el sida (aquí está el enlace: https://www.csa.fr/Reguler/Espace-juridique/Les-textes-adoptes-par-l-Arcom/Les-decisions-du-CSA/Saisine-d-Act-Up-sur-la-diffusion-de-programmes-pornographiques-montrant-des-relations-sexuelles-non-protegees-le-CSA-ecrit-aux-operateurs-concernes).
Ciertamente esto afecta también a los que ven porno heterosexual, pero en este sector de la población el VIH está menos extendido (excepto en el África subsajariana) por lo que en lo que respecta a esta enfermedad afecta menos, si bien se relaciona con las otras enfermedades de transmisión sexual y embarazos imprevistos, lo cual no deja también de ser gravísimo (aunque en este escrito me esté centrando en el VIH y su consecuencia el sida).
EL PORNO COMO TABÚ
Algunos van a objetar que el sida ha dejado de ser una enfermedad mortal, pero no es así. Para que deje de serlo se requieren análisis periódicos, detección temprana de la infección y tratamiento con antirretrovirales, cosa que no ocurre; en España, sin ir más lejos, en el año 2019 se calculaba de manera optimista que aproximadamente el 14% de los infectados no lo sabían (según el estudio del Plan Estratégico de Prevención y Control de la infección por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual; en el enlace https://www.eresvihda.es/que-es-el-vih/vih-una-historia-de-40-anos/datos-en-espana/ se puede ver un interesante resumen; el plan estratégico está colgado en la red ).
La pornografía ha sido durante decenios un tabú del que no se hablaba, un asunto de la vida privada, que no tenía mayor trascendencia y que solo interesaba a los religiosos que consideraban la pornografía como un pecado. Y en efecto, quienes la rechazaban, normalmente lo hacían por motivos religiosos, pero recientemente se está empezando a hablar de los problemas tan graves que puede causar a la sociedad, así como de las consecuencias sanitarias en la vida diaria de jóvenes y adultos. Hay que romper el tabú y empezar a destapar el trasfondo y consecuencias de la pornografía. No estamos hablando de puritanismo moral o religioso, no estamos hablando de que el sexo sea malo o de que sea malo mostrarlo, no estamos hablando de sexo fuera o dentro del matrimonio o pareja.
LA PORNOGRAFÍA NO TIENE QUE VER CON LA RELIGIÓN (SOLAMENTE)
No, no estamos hablando de mandamientos religiosos, estamos hablando de salud psíquica y física; estamos hablando de la responsabilidad de mostrar sexo en toda clase de material, especialmente en internet (por ser accesible, gratuito, asequible y anónimo), de cómo lo recibe la población que lo ve y de qué efectos psicológicos y médicos tiene sobre sus espectadores. Por ejemplo, ¿quién hubiera pensado hace unos pocos decenios que se iba a producir una auténtica epidemia de disfunción eréctil en hombres menores de 30 años físicamente sanos? Pues así es, la relación entre el consumo compulsivo de pornografía y disfunción eréctil está ya médica y psicológicamente mas que demostrado (unos enlaces para los interesados: https://www.google.com/search?client=opera&q=disfunción+eréctil+y+pornografía&sourceid=opera&ie=UTF-8&oe=UTF-8 , o también https://www.google.com/search?client=opera&q=disfunción+eréctil+y+pornografía&sourceid=opera&ie=UTF-8&oe=UTF-8 , pero encontraréis mucha información en la red sobre este tema porque se ha convertido, como he dicho en una auténtica epidemia); otra consecuencia son los divorcios; la pornografía ocasiona una distorsión en la vida sexual de numerosas parejas; recomiendo leer el artículo siguiente https://www.biobiochile.cl/noticias/vida-actual/sexualidad/2020/05/22/soledad-al-divorcio-4-problemas-consumo-pornografia-podria-causar-relacion.shtml ; encontraréis más información sobre estas y otras consecuencias de la adicción al porno en internet, pero no son el tema en el que me quiero centrar (ya que las consecuencias de la adicción al porno son muchas y exceden la extensión y propósitos de este artículo).
Se está hablando de cómo la pornografía está influyendo en el aumento de la violencia sexual, el incremento exponencial de porno con menores e incluso infantil, prácticas sexuales extremas, zoofilia, etc. Nada de esto es ya un secreto: documentales y libros lo están exponiendo a la opinión pública: entre las obras dirigidas al gran público podemos citar de James Stoner y Dona Hugues El coste social de la pornografía, que explica los efectos del consumo para individuos y sus consecuencias sociales; más recomendable por su sencillez y brevedad el libro del joven sexólogo español Alejandro Villena ¿Por qué no? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía.
PORNOGRAFÍA Y ABANDONO DEL SEXO SEGURO
La idea de este artículo no es criticar a ningún consumidor de pornografía, caer en una moralina vacía o atacar los hábitos de cada cual. A todos los que duden de la laicidad y veracidad de mis afirmaciones, les recomiendo que vean alguno de estos vídeos: https://www.youtube.com/watch?v=809HGrjPEDI o https://www.youtube.com/watch?v=UyZOfIsDnSs ; desde el punto de vista de la psicología clínica es muy interesanate este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=UUf626CQAmM . Pero no quiero que se pierda de vista el tema central que quiero difundir con este artículo: la pornografía apelera produce un efecto de imitación y quienes la ven tienen más prácticas sexuales de riesgo que quienes no la ven, por lo que aumentan sus probabilidades de contraer o transmitir el VIH-sida.
¿Queremos contribuir de algún modo a reducir los nuevos contagios de VIH, de los que un 30% cada año se produce en menores de 30 años (según el estudio citado arriba del Plan Estratégico de Prevención y Control de la infección por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual) ¿Podemos como ciudadanos individuales hacer algo al respecto? ¿Podemos trasladar la preocupación individual a las asociaciones de lucha contra el sida, a las autoridades sanitarias?
La sociedad tendrá que abordar la pornografía como problema de salud de manera abierta en los próximos años, ya que el acceso libre, anónimo y gratuito en internet está ocasionando efectos no previstos, de los que uno muy grave es la banalización de las prácticas sexuales de riesgo, especialmente entre hombres homosexuales.
Rafael S. Vargas Rivera
Autor
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Profesor de Latín y Cultura Clásica en ESO y Bachillerato Licenciado en Filología Clásica y Lingüística Indoeuropea por la Universidad de Salamanca Licenciado en Filología Bíblica Trilingüe por la Universidad Pontifica de Salamanca Profesor de ELE (español lengua extranjera) Miembro de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE) Actualmente estudiante de Teología en el CEA (Centro de Estudios Anglicanos)
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