El filibusterismo político

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Aún resuenan en mi cabeza aquellas palabras que enardecían el espíritu y el alma, pero sobre todo nos daban esperanzas. Era en el Congreso de los diputados, todos los días cuando había sesión parlamentaria se oían tronar dichas voces, en especial una que todos identificábamos y, porque no, ansiábamos que llegara. Era un éxtasis para los oídos. Era «la pared» que paraba el pie o el rodillo comunista del gobierno, o más bien al rodillo del poder del gobierno. Y digo poder del gobierno, pues era, es, un poder totalitario. Entonces, cada sesión parlamentaria, Macarena Olona Choclán, de Vox, fichada por Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, al parecer a través de la plataforma Linkedin, según ha revelado ella misma a algún medio, era el muro de contención que suponía parar ese poder totalitario del gobierno. Con cada sesión parlamentaria se hacía patente ese freno, con aquellos discursos que paralizaba a toda la extrema izquierda. No dejaba «títere con cabeza», “se los merendaba”; sus discursos parecían soflamas o arengas a unas tropas a punto de enfrentarse a sus enemigos y, por tanto, “vivir o morir” era su destino, enardecidos de patriotismo y victoria. Sin duda alguna, una interpretación magistral.

Pero las esperanzas nacidas de la hipocresía, de la usurpación de un ideario político que creyó en ella, que la pidió que se uniera al movimiento social y patriótico que representaba Vox, no traen nada bueno. Macarena Olona nos hizo creer que tenía los mismos valores e ideales que sustentaban y sustentan a Vox, para descubrir, una vez que fue expulsada del partido, su cambió radical de su discurso, abrazando todo lo que antes combatía con Vox. Ni Pablo Iglesias hubiera “cabalgado mejor tantas contradicciones” como lo ha hecho Macarena desde que traicionó el ideario de Vox. Ahora, incluso, simpatiza hasta con la extrema izquierda y con personajes tan abyectos como Echenique o Yolanda Diaz. O dando apoyo y simpatizando con un grupo de Telegram denominado “Redbird”, un grupo de la extrema izquierda que actúan al modo de “guerra de guerrillas”, que acosa y persigue a cuentas en las redes sociales, amenazándoles para que desistan de comentar sobre personas que ellos designan o dan apoyo, como es el caso de Macarena.

A esto también se le denomina, ser una impostora, «una actriz» que hizo el papel de su vida para hacer creer al partido y a millones de personas que podíamos confiar en ella. Esperanzas tan necesitadas por la mayoría de españoles que creemos en la libertad por encima de cualquier consideración, que creemos que Vox es el único que puede revertir la situación en España: o gana Vox, o España desaparecerá en la siguiente legislatura. Tanto si gana el PP, con apoyos del PSOE, como si gana el PSOE, apoyado por la misma patulea con los que está gobernado en estos momentos, el peligro de desintegración de la nación española es real y cierta. Incluso, no descarten que gane el PSOE y le dé el PP los apoyos suficientes para formar gobierno. Todos sabemos a quién se ha vendido el PP, que es tan globalista y de izquierdas como el propio PSOE.

Pero aquellos tiempos duraron lo que tardaron en desvanecerse los ecos de sus discursos o su figura política. Macarena fue designada como candidata como presidenta a la junta de Andalucía por Vox. Y aquí empieza, o acaba, no sé cuándo es una cosa o la otra, el periplo de Macarena Olona Choclan. Todos sabemos que ocurrió en aquellas elecciones; simplificando, el PP sacó mayoría absolutisima. Macarena se aquejó de un problema de salud, al parecer algo de tiroides. La cuestión es que cogió las de «Villadiego» y se vino «pa» los Madriles. De ahí «como alma que lleva al diablo» se piró de excursión para hacer el Camino de Santiago. Como diría ella, “encima de sus tacones, caminando con el pie izquierdo y el derecho” —Aunque para hacer el camino se los dejara en casa—, o «por cojones». Elijan. Me da igual que me da lo mismo. Y todos nos quedamos con «un palmo de narices», o “compuesto y sin novia/o/e” ─Que el lenguaje inclusivo parece gustarle también a la señora─, preguntándonos ¿qué coño le habría pasado? Al principio, el hecho que ella no hablara, lo medio justificábamos muchos —Aún éramos legión— por aquello de «no habla para no perjudicar a Vox», o eso creíamos.

Después del Camino de Santiago

Después del episodio del camino, comenzó a dar entrevistas a medios de «incomunicación» poco o nada edificantes para que te otorguen cierta credibilidad, o te respeten tu entrevista sin ser manipulada o tergiversada. ¿Garantías?, ninguna. Entonces… ¿Que lograba con ello?, ¿quién se beneficiaba? Ella desde luego parecía que no a tenor que la inmensa mayoría de simpatizantes la repudiaron de inmediato. Nunca la perdonaron que abandonara a los andaluces y no les faltaba razón. ¿Los medios de extrema izquierda que la concedían esas entrevistas?, si, mucha audiencia, ergo, mucha pasta. Tengan en cuenta que el comunismo, sus medios afines —Casi todos— y sus adláteres subvencionados y dependientes del poder, su negocio es precisamente eso: el poder para conseguir ingentes cantidades de dinero. Ese es uno de sus principales objetivos: robar a manos llenas y no pagar penalmente por ello. ¿Quién se va a atrever contra tal maquinaria de poder? Les recuerdo que ya tienen todo el control de todas y cada una de las instituciones del estado. Un poder omnímodo y autocrático, incluido el Tribunal Constitucional, ahora convertido en un tribunal prostituido y al servicio del gobierno mas criminal de los últimos decenios.

Pero detrás de todo esto, hay un fin último mucho más siniestro: atacar, directa o indirectamente, desde fuera o desde dentro ─Como ha sido el caso de Macarena─, por tierra mar y aire al único partido que puede acabar con sus “chiringuitos”, Vox. Esto no es baladí, lo llevan intentando prácticamente desde que Vox es Vox. Este partido, que nació como movimiento social y patriótico ─Al menos en la teoría, otra cosa es verlo, desearlo y cumplirlo─ debería de suscitar la atención de todas las personas que se identifiquen con la unidad de España, el orden Constitucional, la ley, la justicia, la igualdad, la decencia, la propiedad privada y el progreso. Progreso de progresar y no como hace la extrema izquierda, una regresión constante hacia el más tenebroso pasado. Vox, con sus virtudes y con sus defectos, con sus extraordinarios políticos, pero también con alguno que deja mucho que desear, debería también de hacer el esfuerzo en despojarse de cierto tufillo de otros tiempos que nada tienen que ver con la España moderna y liberal. Es el sino de los partidos mientras no sean partidos democráticos, donde su verdadero sentido sea el afán de servir a los ciudadanos con un verdadero afán de servicio público y no empresas de colocación para forrarse a costa de los ciudadanos.

Y os estaréis preguntando qué papel juega Macarena Olona en este tablero, máxime si ya no está en Vox, por lo tanto, no está en política. Nosotros tampoco sabemos dónde está la Macarena valiente, audaz y vehemente que apabullaba todas las tardes en el parlamento a los miembros del gobierno, si es que alguna vez fue de verdad y no una impostación de un papel requerido por las circunstancias de haber aceptado su fichaje por Vox. O quizás, la Macarena de ahora es la auténtica que, coquetea y empatiza con la extrema izquierda con frases tan equidistantes, tan centradas en el centro centrado centrista, como: “camino sobre mis tacones, el izquierdo y el derecho”. Como si se pudiera ir de la mano ─En comandita─ con la extrema izquierda. Ya te digo yo, Macarena, que ni a recoger billetes de 500 €. Es imposible, inviable, incluso, inaceptable, una vez visto todas las ilegalidades que estos han cometido. No, Macarena, lo del pie izquierdo, seguramente te lo amputarían antes de dar el primer paso con ellos. El resto de “mantras” de tu puño y letra que repiten como loros tus aduladores, tus hooligans, no sirven nada más que como slogans de una marca publicitaria. Ya te lo he rebatido por activa, por pasiva y por “perifragilisticoespialidoso”. Aquello de “tengo los planos del edificio”, que a nada que te descuides, el pretendido edificio se te cae porque los cimientos son inconsistentes, me parece una majadería. A parte, que mientras que estuvimos entretenidos con tu última entrevista del «filoetarra», Évole, España sí que se derrumba ante nuestros ojos. Si si, Macarena, es un «filoetarra» porque según la definición de la R.A.E. significa amigo de ETA y creo que ha quedado demostrado, no solo por la entrevista de este señor a uno de los miembros de esa organización terrorista, sino porque después de aquello se hizo unas fotos que producían la náusea y que empatizaba con ellos como si de un familiar se tratara. Pero tú, Macarena, no te atreviste a reprochárselo. Esto sí que es “maricomplejinismo” o directamente cobardía.

A pesar de seguir viendo un cambio que distorsionaba y, a veces, solapaba o contradecía alguna de sus exposiciones de aquellos discursos que les contaba al principio, manteníamos la esperanza de su recuperación. Hablando con el gran jurista, D Esteban Tena, del canal Diario de un Jurista de Telegram, le comentaba que, Macarena Olona tendría que estar afectada. Una persona que pasa de la primera fila de la política, de ser la heroína de millones de españoles en el parlamento, incluso, ministrable, y hasta vicepresidenciable, como poco, tiene que estar muy afectada. Eso también tiene un nombre en el rico idioma español: estar “despechada”. Esa entrevista en el programa “Lo de Ébole”, que bien podría llamarse, “Lo de ETA”, o “Lo de Maduro”, podríamos definirlo en términos taurinos como «la puntilla».

El ”paracaidismo” de los políticos

Pero el ejemplo de Macarena no es el único, todo lo contrario, éste ha dejado en evidencia la irracionalidad, el despecho, la hipocresía y la falta de toda ética y moral a la hora de fichar o ser fichado por los partidos políticos en España. ¿Alguien podría pensar que Núñez Feijóo es de derechas?, como se le supone al PP que es. Solo se le supone y aún mucha gente lo cree así, craso error. Aunque viendo sus políticas de los últimos años, el PP es el PSOE de Felipe González. Feijóo y Rajoy, bien pudieran haber sido la “X” de los GAL. Otro ejemplo es ZP o Sánchez, ¿acaso son socialdemócratas o simplemente socialistas? No, son marxistas puesto que sus políticas son de extrema izquierda, comparten gobierno con comunistas, pactan con partidos de corte marxista-leninista, por lo que, «si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, entonces, seguro es un pato». Otro ejemplo; Echenique dice ser comunista, puesto que milita en Podemos, pero sin embargo intentó fichar por Ciudadanos, que está en las antípodas del comunismo. Y por acabar con la que empecé, ¿acaso Macarena fue de Vox, o al menos estaba próxima a su ideario? No, son de donde sea menester que tengan que ser para labrarse un porvenir muy suculento en lo económico y ascender para alcanzar cotas de poder y un estatus muy privilegiado. Dicho en “román paladino”: una parte importante de políticos en España son una banda de impostores ávidos de poder y riquezas.

Esta es la razón de una mayoría de políticos que fichan o son fichados por intereses espurios, nada idealistas y mucho menos ideológicos. Unos buscan “el colocarse” para poder tener un buen sueldo sin trabajar, al margen de todo lo que puedan “sustraer” a través de comisiones en el parlamento, mesas de dialogo, chanchullos y sobre todo “chiringuitos” creados “ad hoc” para robar ingentes cantidades de dinero público. Otros, no solo buscan el latrocinio, sino que, además, buscan influencias, estatus, poder, siempre el poder.

El último ejemplo de lo que aquí manifiesto, es la última «paracaidista», Yolanda Díaz, que se postula como presidenciable, que después de pasar en su carrera política por varios grupos; hija de comunistas, estuvo en comisiones obreras, se unió a José Manuel Beiras del B.N.G. o de Marea, de ahí a I.U., después fichó por Podemos y ahora crea la marca blanca del PSOE, «Sumar», dice ella, pero realmente es el ala del PSOE. Su filosofía política se basa al más viejo estilo marxista leninista con retazos bolivarianos y mezcla de islamismo, maoísmo y mucho globalismo en vena.

¡Que Dios nos pille confesados si no somos capaces de echar a toda esta patulea de criminales que hoy día ostentan el poder más totalitario y radical de los últimos 100 años!

Hasta tal punto es enormemente grave la situación de la inmensa mayoría de partidos políticos, solo con la excepción de Ciudadanos y Vox, que todos están inmersos en decenas de casos de corrupción. Ellos alegan que, «manzanas podridas» hay en todos los partidos. Pero evidentemente los partidos como entidades jurídicas no delinquen, lo hacen quienes componen sus estructuras, por lo tanto y, por ende, son los miembros de los partidos los corruptos y los que cometen los delitos. Son los que se encubren y protegen entre ellos, derogan leyes que les pueden perjudicar o las aprueban “ad hoc” para librarse de la justicia. Por estas razones jurídicas, penales e ilegales esos partidos deberían de estar ilegalizados de por vida. Es más, ellos son la razón por la que España está siendo destruida, ellos y una sociedad indolente, acrítica, envenenada y cobarde que lo posibilita al votar elección tras elección, a partidos criminales que jamás deberían ser legales en cualquier sociedad que se precie. Este es el cáncer de España, el origen de todos nuestros males y, mientras no sepamos ver esta realidad, jamás pondremos solución. Y lo peor de todo, que ya no queda tiempo. Les hemos dejado avanzar hasta el mismo borde del abismo. Ya sólo queda obrar un milagro para que España no perezca y desaparezca entre la bruma de su historia.

Yo siempre he antepuesto los intereses generales de mi patria a cualquier otra consideración. Para mí siempre está España primero. Los partidos políticos son el medio para conseguir un fin. El problema es que la inmensa mayoría de esos partidos están por la labor de utilizar el medio para enriquecerse, mantenerse en el poder y acabar con la monarquía parlamentaria, o sea, la democracia y la libertad. O salvar el régimen partitocrático de relevos entre el PSOE y el PP, aunque hoy día ya no se les distingue. Son dos gemelos irreconocibles. Ya no se sabe quién es más de izquierdas, el uno o el otro, que forman tal simbiosis que bien pudieran “autopercibirse” como PPSOE.

Viendo la decadencia de los políticos en España en los últimos tiempos y este fariseísmo político tan extendido, hemos de inferir que todo lo demás está corrompido hasta las mismas entrañas de nuestra democracia. Por lo tanto, nos hacemos una idea de hasta donde podemos caer como nación. Si los partidos políticos son el medio para que los ciudadanos votemos en democracia y la mayoría de estos buscan sus propios intereses para consolidarse “sine die” en el poder, habrá que cambiar esto votando masivamente al único partido que puede revertir esta situación y, una vez alcanzado el gobierno intentar cambiar desde el sistema todos los poderes del estado, democratizándolos y poner los resortes que impidan de nuevo lo que están a punto de conseguir el resto de partidos: involucionar a España para que nos destruyamos como nación.

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