No puedo ni imaginar el dolor que se siente con la pérdida de un hijo. No puedo imaginar el dolor que siente un padre o una madre que le arranquen la vida de un hijo. No puedo ni imaginar el dolor inmenso de una madre cuando muere un hijo en cualquier circunstancia, pero más aún cuando la muerte se lo arranca de forma violenta o traumática. No, no puedo
Ella lo ha parido y nadie como ella para saber que el inmenso dolor será insoportable. Puede que el paso del tiempo lo mitigue, pero ese dolor siempre estará ahí, con ella, en sus entrañas. Yo no sé lo que puede sentir esa madre, aunque me haga una idea, pero sí sé lo que es amar a una madre. Y si el amor es inversamente proporcional al de amarla a ella, me hago una idea del sufrimiento que supone perder a un hijo.
Pero la deshumanización de las sociedades en las últimas décadas ha convertido a una parte de esas sociedades en el principal enemigo de la especie humana. El depredador más sanguinario de su propia especie. El que es capaz de cometer genocidio tras genocidio a través de los siglos y de su propia historia, la misma está plagada de ellos. Se han cometido por mentes criminales, bien a través del poder para dominar, para esclavizar, para aniquilar por aniquilar, incluso para dar satisfacción a mentes enfermas, psicópatas y asesinos.
Pero lo que hace unas décadas se fue «normalizando» como método anticonceptivo fue el aborto. Una forma “moderna” de exterminación de la especie. Una abominación indescriptible, aberrante y extremadamente violenta, por mucho que los «médicos», los «científicos» y toda la mafia inmunda del «negocio» de los abortos nos lo quieran pintar como solución indolora, inocua, casi transparente. Como si cada mujer que abortara entrara en un túnel y al salir, ¡ya pasó! “Ya estás libre de embarazos, libres de compromiso, te han extirpado una molestia, un dolor pélvico, no pasa nada”. Así te lo han transmitido de forma falsaria y repugnante, a la vez que los ingentes asesores que habrás tenido dentro de la maquinaria proabortista de las instituciones que se dedican a ello; ministerios, asesores, psicólogos, abogados, médicos, asistentes sociales, ongs, clínicas, te decían de lo bueno y de las virtudes y beneficios que suponía el abortar.
Me pregunto si algún psicólogo decente o medico de verdad te habrán hablado o aconsejado. Esos profesionales que siguen al dictado su código deontológico en lo que respecta a su misión como médicos, como profesionales de la medicina: la preservación de la vida humana por encima de cualquier consideración. Claro que no, pues de haberlo hecho, de haber tenido a un médico de verdad, jamás hubiera permitido esa infamia, ese crimen horrendo. Aunque también hay que resaltar que hay médicos objetores de conciencia, pero los que no lo son, no son dignos de llamarse médicos.
La captación y la manipulación perversa
Pero luego está la otra realidad que jamás muestran a esas mujeres que adoctrinan, manipulan y convierten para la causa como el que capta a personas para esas sectas destructivas de la personalidad humana. A las mujeres embarazadas las captan de forma inmisericorde para que aborten, para que destruyan una vida concebida en su vientre, pues eso les reportará suculentos beneficios. A más mujeres abortistas, más dinero para la maquinaria de esas clínicas. Todo un conglomerado de criminales que componen esa máquina infernal de matar, de asesinar, en lo que he denominado: un genocidio. Que comenzó en el siglo XX y continua hasta nuestros días.
Pero habría que mostrarles a esas mujeres, lo que no les muestran en ese proceso, según declaraciones de algunas valientes mujeres que en el último instante salvaron las vidas a sus hijos y donde jamás se arrepintieron. O mujeres que antes estaban trabajando como enfermeras o asistentas en esas clínicas y viendo tanta infamia, tanta sangre y tantas vidas perdidas, decidieron abandonar aquello para contarle al mundo la verdad de todo aquel horror, de toda aquella ignominia, de aquel genocidio de miles y miles de abortos todos los años.
Sólo en España se producen cerca de 100.000 abortos. En el mundo, aproximadamente 121 millones de embarazos no planeados ocurrieron cada año entre 2015 y 2019.
De estos embarazos no planeados, el 61% terminó en aborto. Esto se traduce en 73 millones de abortos por año, según el GUTTMACHER INSTITUTE.
Muchas de esas mujeres han narrado el horror, las imágenes dantescas que parecían haber sido sacadas de otras épocas más oscuras, pero son del presente, de nuestra época:
─»niños que tenían que ser descuartizados dentro del vientre, pues eran demasiado grandes para sacarlos. Tenían que introducir un líquido en el útero para ablandar en parte al feto y poder deshacerlo a trocitos para poder sacarlo del vientre de aquella madre. Esos pedazos los iban arrojando a una pila donde se acumulaban restos humanos» ─.
Los no nacidos, esas pequeñas e inocentes criaturas humanas cuando están en el vientre de sus madres, sienten, padecen, oyen, ríen. Están unidos al cordón umbilical de sus madres. El horror y el pánico que esas criaturas pueden llegar a sentir cuando intuyen o saben su final…No puedo imaginarlo. Me produce pavor y desolación. Hay enfermeras que han declarado haber visto en una ecografía la expresión de algunos de aquello niños a punto de ser abortados y eran indescriptibles y terroríficas. Como si supieran lo que les iban hacer.
Esta fue una de aquellas declaraciones. No voy a contar ninguna otra experiencia, que salió a la luz pública y que dejaron en mi mente la atrocidad de aquella ignominia. Con esto es suficiente para exponer el inmenso problema que tenemos en esta sociedad deshumanizada, cruel, insensible, carente de empatía y de valores. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Cuando algún día la raza humana recapacite sobre este genocidio, se avergonzará y se repudiara en lo más profundo del alma humana. Nos avergonzaremos como seres humanos y como especie, como hoy nos avergonzarnos de tantas y tantas aberraciones y crímenes que, en nombre del progreso, de la ciencia, o de la humanidad se han cometido.
La U.E. al frente de este genocidio
La humanidad está tan perdida, que hasta instituciones como la U.E. amparan, protegen y promueven este sacrilegio y criminal acto. Es más, van más allá de lo inimaginable, quieren ponerlo como un derecho. Al mismo nivel que el de los derechos humanos, entonces,
¿Dónde están los derechos humanos del no nacido, de esa vida inocente que pide que se le deje vivir?
Un supuesto derecho humano para matar, un oxímoron imposible de asimilar por cualquier mente en su sano juicio, excepto para los psicópatas y narcisistas criminales de las élites políticas de Europa y por supuesto de España, envilecidos por el poder y el dinero. De esto sabe mucho el Dr. Iñaki Piñuel, que aconsejo le escuchen en sus maravillosas charlas sobre estas cuestiones.
Esperemos que no lo pongan como una obligación, pero todo se andará. Quieren regular para que todas las mujeres que lo deseen tengan el derecho a destruir una vida. Destruir la vida que llevan dentro, la de su futuro hijo. Su madre va a «interrumpir» el embarazo, que es como se denomina esa ley: interrupción voluntaria del embarazo. Y si es así y se interrumpe, ¿cuándo se puede proseguir esa interrupción? Toda interrupción puede tener una continuación, ¿no?, NO, pues hasta el nombre es falsario. No se interrumpe nada, sino que se destruye, se mata, se elimina, se asesina. ¡Dejen de mentir y manipular a la sociedad!
Los ángeles en la Tierra
Pero hay muchas personas decentes y valientes que dedican sus vidas en intentar salvar el máximo número posible de mujeres mal informadas, adoctrinadas o manipuladas, y a pesar de ello, albergan aun alguna duda sobre ese paso tan importante para sus vidas y por supuesto para las vidas que llevan dentro. Para ello, crearon algunas asociaciones, como Círculo AMAVI, que de forma altruista y valiente se dedican a informar a quien les quiere escuchar todos los pormenores de lo que representa la vida que llevan en sus vientres, todo ello con bondad, amor y entrega, sin pedir nada a cambio, tan solo el poder ser oídos. Se denominan rescatadores y creo que el nombre les hace justicia, pues no hay mayor entrega a la causa de la vida, que intentar rescatar a esas vidas. También está la Fundación Madrina que hace una labor encomiable ayudando a aquellas madres que lo necesitan, primero en dar a luz a sus hijos, después si es necesario a aquellas madres que no pueden mantener a sus hijos etc. Por último, está Derecho a Vivir, una asociación que ayuda y apoya el derecho fundamental a vivir desde la concepción hasta la muerte natural del individuo. Digamos que es la asociación que coordina las estrategias a seguir en defensa de la vida. Por ejemplo, estuvieron frente al congreso de los diputados el pasado día 3 de febrero, “para decir alto y claro que estamos por la libertad, por la información y por la salud de las madres y la de sus hijos”
Dichas asociaciones se dedican en cuerpo y alma a enseñar la verdad, a aconsejar con la palabra y la Información el proceso maravilloso de la vida, de lo que puede ser dar a luz un nuevo y maravilloso ser. Son ángeles “rescatadores” que se ponen en las proximidades de las clínicas abortistas para llevar la luz a esa oscuridad y penumbra e intentar sacar de las garras del mal a cuantas quieran ver la verdad de la vida. Lo hacen por amor a la humanidad, por amor al prójimo, porque aún tienen fe en la bondad de los seres humanos.
El tema sobre el aborto suele molestar bastante a mucha gente, sobre todo a los que están en ese negocio, pero tenemos la obligación de denunciarlo todos aquellos que tenemos conciencia y que podemos expresarlo por cualquier medio posible para que llegue allí donde las tinieblas y la oscuridad no deja penetrar la verdad, la libertad y la vida.
Yo me declaro próvida, porque amo la vida, como amo la libertad y no se puede defender la libertad, sin defender la vida.
El ángel que fue antes niño
Quisiera ver la vida a través de tus ojos de niño
Quisiera sentir tus latidos junto a los míos
Quisiera verte nacer para no sentirme vacío
Para amarte y quererte como el que ama a su hijo
Quisiera arrullarte, bebé, incluso antes de haber nacido
No puedo imaginar este mundo baldío
sin tus risas, sin tus llantos y tu corazón sin latidos
sin tu mirada de niño, sin tu alma angelical
sin tu rostro, sin amigos, sin infancia, sin amor
sin tu madre ni cobijo, que te dejó en el olvido
a perecer sin amor, sin lamentos ni gemidos
pues te arrancaron la vida y tu alma inocente de niño.
Dedicado a todas las almas de aquellos niños que jamás tuvieron la más mínima oportunidad para ver la luz de la vida ni el rostro de sus madres.
D.E.P.