El orgullo eterno o el eterno orgullo

orgullo lgtbi

julio 5 2021 Fran Encinas

Recuerdo los maravillosos años 80 y toda la década de los 90, prácticamente hasta la llegada de ZP. Si, siempre ZP, pues fue el que involucionó a la sociedad de tal manera que desde ZP y el 11 M todo se empezó a descomponer. Pero para los que no conocisteis esa época, os puedo asegurar que fue la mejor de la moderna historia de España.

LOS COMIENZOS DEL COGAM

Aunque en el COGAM (colectivo de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales de Madrid) siempre hubo algún infiltrado displicente/a, servil y dispuesto a vender a su madre con tal de tocar dinero y poder, pero más o menos era una plataforma reivindicativa bastante decente. Pedro Zerolo, activista del COGAM y de todo lo que se cocía en Chueca, fue uno de los primeros activistas pro-LGTBI, pero nunca como ahora ha estado tan politizado, tan vendido y tan repugnantemente sometido a los intereses espurios, sectarios y criminales de un comunismo desbocado marxista y criminal.

Ni Pedro Zerolo se atrevió a tanto. Pero allí empezó todo. Pedro Zerolo era socialista y aprovechando que ZP llegó en el 2004, los lobbies empezaron a tomar posiciones para alcanzar el ansiado poder del dinero, a través de los “chiringuitos” que empezaron a crear para inyectarles dinero. Fíjense si ya estaban adoctrinados, que, de inmediato, Zerolo ingresó en la ejecutiva del Psoe de Madrid. «De aquellos polvos vienen estos lodos«. A la izquierda siempre le ha gustado infectar todo lo que toca.

El Psoe, es un partido mafioso especializado en el crimen. Son expertos en el latrocinio. Allí donde entran, roban tanto dinero que se puede decir aquello de: «¡que tenía dinero pa asá una vaca!» como aquel «alma de cántaro» del Psoe andaluz cuando le preguntaron a su madre sobre las actividades de su hijo como cargo del Psoe en la trama de los Eres de Andalucía.

Quien bien te “quiere” te hará matar

Pero es tanta la ignorancia de estos especímenes elegeteberianos, insuflados de dinero y poder, que no saben que lo que están apoyando son cadalsos, sus grúas para ser colgados, sus checas para ser torturados, sus gulags para para ser encerrados a perpetuidad y servir de objetos sexuales a algún carcelero comunista. Porque han de saber, ignorantes, que quien os da prebendas ahora, quien dice defender más que nadie vuestros derechos, quien dice ser más «maricón» o «mariquita» que nadie, es decir, toda esta patulea del gobierno, mañana os venderán como vendió Judas a Jesús. Sin pestañear. Es más, ellos serán vuestros verdugos, los que os encierren en campos de concentración o trabajos forzados. Los que os ahorquen en grúas para escarnio público, como en Irán. Los mismos que apedrean inmisericorde, o lapidan a las que ellos consideran mujeres adulteras. Los que os llevan a los gulags, como en la antigua URSS. Los que os fusilen, como hacia el Che en la Fortaleza de la Cabaña (conocida por la Cabaña) en Cuba. O en Venezuela, donde desaparecen sin más.

Bueno, lo de China, o Corea del Norte, mejor ni lo mencionamos, pues allí, se sabe que existen numerosos campos de trabajo. Incluso, ahora se ha sabido a través de prensa libre e informaciones contrastadas, que se ha descubierto que se estaría traficando con órganos humanos en China. Donde al parecer, detienen indiscriminadamente, dependiendo de la demanda de órganos.

El orgullo como fiesta lúdica

Cuando se empezó a celebrar el orgullo en Madrid, todo era mucho más festivo, lúdico e integrador. Acudían familias de heteros, muchos gais, por supuesto, pero nadie hacía distinciones.

Todos iban a pasar un rato agradable a Chueca sin importar la orientación sexual, si eras homo o hetero, lesbiana o trans, de aquí o de allá, si eras de raza negra o blanca, si votabas a la izquierda o la derecha. Nada de eso importaba, pues había una convivencia como nunca antes, y a partir del 2004 con la llegada de ZP, nunca después. Pero costó mucho conseguir que Chueca fuera lo que llegó a ser. Antes que los LGTBI entraran en el movimiento gay como un elefante en una cacharrería y empezaran su periplo destructivo de pervertir todos los derechos inalienables que ya se habían conseguido.

Nunca me sentí más libre desde el periodo comprendido de mediados de los 80 hasta principios del 2000. Pero como decía, el barrio de Chueca no siempre fue así.

Chueca, el barrio de los yonquis

Recuerdo a mediados de los 80, Chueca, la plaza y sus aledaños, incluyendo la Gran Vía, Vázquez de Mella, Pza. del rey, etc. estaba infectada de «camellos«. Los incipientes inmigrantes africanos que llegaban a Madrid, chicos de raza negra se habían hecho con el control absoluto del centro de Madrid y de los barrios adyacentes, donde pululaban por esos barrios vendiendo dosis de heroína y cocaína que transportaban en la boca, para que, en el caso de ser detectados o identificados por la policía, tragárselas y no ser detenidos. Eran dosis envueltas en plástico que llevaban en la boca y se las ofrecían a los que desesperadamente los buscaban.

Todo el barrio era un «estercolero» de pequeñas mafias de negros que rivalizaban con otros grupos de negros para repartirse las zonas. Al estilo Chicago PD o Chicago años 30. Eran extremadamente violentos. Tenían a un «capo» con varios chicos que trabajaban para él. Además de repartirse las diversas zonas del barrio de Chueca y barrios aledaños.

Vestían con ropa de marca, a la última, con unos “pelucos” que ni Cartier. Unos los conseguían comprándolos con los suculentos y pingues beneficios de la venta de droga, otros por receptación o intercambio por droga etc.

Se apoderaron de todas las pensiones del barrio para vivir en ellas en grupos, además era el centro logístico donde preparaban la droga y como pagaban bien, quien regentaba las mismas, no ponía pegas. Tenían tomadas todas aquellas pensiones, incluso, hasta hacían buenas migas con los propietarios, así de esta forma les tapaban la boca y cuando había alguna inspección policial o requisa por alguna circunstancia, les ocultaban, o peor aún, eran conniventes con los traficantes.

Todos los días, al atardecer, salían como setas por todas las calles, especialmente la plaza, de Chueca y sus alrededores, Vázquez de Mella, Plaza del Rey, Gran Vía. Era un ir y venir constante. Había muchísima inseguridad, atracos, robos, timos, apuñalamientos, etc.

Aquellos hombres valientes

A últimos de los 80, se creó un grupo especial de delincuencia urbana de la Policía Nacional para intentar revertir aquella situación y acabar con tantos delitos e inseguridad, pues era alarmante y tenían deteriorado los barrios, especialmente el de Chueca. La plaza de Chueca era un hervidero de yonquis que se inyectaban heroína. Fue la época donde hubo más atracos donde los yonquis utilizaban las jeringuillas hipodérmicas como arma. Teniendo en cuenta que era el sida la pandemia que existía en el mundo y que un pinchazo de aquella jeringa te condenaba a tener esa terrible enfermedad, que hoy G.A.D se cura y se tiene controlada.

Era un puñado de policías jóvenes, impetuosos, osados y porque no decirlo, valientes, pues a lo que se enfrentaban todos los días no era para pusilánimes. Actuaban de paisano y normalmente en parejas con vehículos camuflados y a pie cuando se terciaba, dependiendo de los objetivos.

Comenzaban a trabajar a partir de las 19:00 horas hasta la madrugada, o dependiendo de sus actividades, incluso hasta más de 24 h. de servicio. Pues se llegaron a hacer intervenciones con incautaciones importantes de alijos de droga, joyas, armas y cantidades importantes de dinero. Inclusive, se resolvieron homicidios, secuestros exprés etc.

Pero lo importante es que poco a poco y con la inestimable ayuda de los vecinos, se logró revertir el «estercolero» que en aquella época representaba el barrio de Chueca. Si hay alguien que viviera en aquellos años en el barrio, o recuerde cuando paseaba a altas horas por la Gran Vía un fin de semana, sabrá de lo que hablo.

Por supuesto no puedo facilitar más datos respecto de aquellos valientes policías, pues es información sensible y no es relevante para este artículo. Saquen Uds. sus conclusiones.

Créanme si les digo, que aquellos policías se jugaban la vida todos los días, pues lo único que tenían era la placa y la pistola y les aseguro que, salvo peligro inminente, el utilizar el arma no era una opción. Ahora que tanto se quejan algunos y polemizan sobre la necesidad de tener como dotación el famoso taser, que lo veo bien. Debería ser parte de la dotación de los C.Y F.S.E., por lo menos de G.C. y C.N.P.

Allí, eras tu y tu compañero contra ellos, contra el mundo. Y alguno de esos muchachos negros, créanme, eran “mastodontes”, no tenían miedo, no tenían respeto, además que la mayoría iban de coca hasta las cejas, por eso había que utilizar el ingenio. Cada uno tenía el suyo, pero hasta aquí puedo leer. Pero si les digo, que fueron incontables las veces de verdadero peligro, aun lo tengo presente en mi subconsciente.

En alguna ocasión, al ir a detener a algún «armario de tres cuerpos», éste intentaba quitarte el arma. Imagínense, tú y tu compañero y rodeado por varios de estos chicos camellos, con su jefe, encocados hasta arriba y encima tienes que preservar la única prueba, la dosis que acabas de incautar a un pobrecito, vendida por uno de los camellos, que iba a “meterse” para seguir la fiesta en la disco un sábado por la noche.

Siempre permanecerá en mi recuerdo, pese al paso de los años y las vicisitudes de cada uno, a aquellos valientes que, por un sueldo, mas bien misero, se jugaban la vida de forma casi altruista y porque no, heroica y que consiguieron que el barrio de Chueca y los de los alrededores fueran más habitables y más seguros. Gracias. “Semper fidelis

Siempre he dicho que la hombría no se mide por con quien te acuestas o con quien te levantas. La hombría forma parte de los valores, de la personalidad, de la educación y de tu intrínseca formación como persona. En mi caso, jamás un paso atrás. Jamás retroceder ante lo adverso, ante lo peligroso, ante las dificultades y si caes, te vuelves a levantar como el hombre que eres. Pero he de reconocer, que he visto a heteros cobardes y a gais valientes, pero también a heteros valientes y a gais cobardes. Por eso no se puede prejuzgar a nadie por ser o no ser esto o aquello, sino por ser buenas o malas personas y por las acciones que vamos dejando en nuestro camino, en nuestra vida, aunque a veces la propia vida sea tan injusta y te pase como una apisonadora, por muy inocente, valiente o buena persona que seas.

Pero el mundo actual que vivimos ha cambiado radicalmente hacia el egoísmo y el colectivismo. Ahora todo es, en apariencia, “orgullo”, simplismo, decadencia, mala educación, donde el respeto brilla por su ausencia, donde los valores de antaño se metieron en un armario. Donde ahora los elegeteberianos nos imponen quien son los gais buenos y quien los malos.

¿Pero este es el “orgullo” que queréis mostrar, el de la perdida de valores, el de la imposición, el exhibicionismo gratuito, los cerebros descerebrados, el orgullo politizado y arrastrado por el fango de la ignominia, el orgullo de la traición a las victimas gais que todos los días mueren en esos países que tanto defendéis? ¿De verdad, este es vuestro “orgullo”?

Entonces, si es así, podéis coger vuestro “orgullo” y compartirlo con vuestros verdugos, pues el mío, mi ORGULLO, se lo dedico a todos aquellos que sufren persecución, injusticias, detención, e incluso, la muerte, en aquellos países donde los derechos humanos no existen. Pero sabed que habéis traicionado todo lo que representó el movimiento liberal de 1969 en Nueva York, incluso antes con los disturbios de Stonewall y posteriormente en 1978, con la bandera arcoíris y aquellos que lucharon por la libertad sexual.

A ellos y a todos aquellos que han sufrido persecución o la muerte les dedico este artículo. A todos los que seguís teniendo orgullo de libertad, que fue el detonante para ser libres y amar en libertad.

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