LA METAMORFOSIS
La RAE define el término metamorfosis como “Mudanza que hace alguien o algo de un estado a otro (…)”, y eso es precisamente lo que me ocurrió a mí hace varios años: mudé desde la izquierda hacia teorías liberales. Pero, ¿cómo pudo esto ocurrir?
Empecemos por el principio. Yo me había considerado siempre como una persona de izquierdas; había oído en casa durante toda mi vida que la izquierda era la buena, la solidaria, la de la clase trabajadora, los parias del mundo que vivían oprimidos permanentemente por la derecha terrateniente y déspota. Una creencia un tanto infantil, ¿no? La izquierda es lo bueno, y la derecha lo malo.
Pues bien, hace unos años que me mudé a los EEUU y aquí fue donde comenzó mi metamorfosis ideológica. Vine cuando aún resonaba en la cabeza de todo el mundo aquel famoso “Yes, we can” que Obama pregonó sin descanso. Yo, como buena española, seguía muy atentamente toda la actualidad que ocurría en mi país, y como buena izquierdista seguía La Sexta. Me veía en diferido todos los programas de Al Rojo Vivo y La Sexta Noche. Siempre me ha gustado el debate y la exposición de ideas, así pues allí estaba yo día tras día abriendo mi ordenador para empaparme de las opiniones de tan excelsos tertulianos. Un día, y siguiendo las mismas pautas que de costumbre, observé con asombro cómo el sitio web de La Sexta me decía que si quería acceder a su contenido debía suscribirme… Pero yo no desistí, y probé un día y otro, y otro, y otro… hasta que confirmé que tal anuncio no se trataba de algo temporal. Ahí estaba yo, huérfana de mi sitio web favorito y con un vacío existencial considerable, sin poder saciar mi sed de política de izquierdas. Finalmente, y ante el escaso conocimiento de otras plataformas (de aquella no había tantas como hoy) me encontré un buen día ante el programa El gato al agua de Intereconomía. Absolutamente desolador. Empecé a verlo y cuán no sería mi sorpresa cuando, después de diez minutos, descubrí que el debate transcurría en unos términos de absoluto respeto entre los interlocutores y donde éstos exponían ideas con datos y argumentos. Al día siguiente repetí. Y al otro, y al otro… Evidentemente se manifestaban ideas que distaban con mucho mi ideario político, pero sin embargo encajaban como un puzle en ciertos vacíos que yo guardaba sobre determinados acontecimientos: se hablaba de Paracuellos (palabra que había escuchado desde mi más tierna infancia sin tener ni idea de lo que era), de los términos en los que se proclamó la segunda República, de las “checas” (jamás había oído tal vocablo),etc. Poco a poco, empecé no sólo a escuchar con atención lo que los malvados tertulianos de la derecha decían, sino que yo misma buscaba información para verificar tales datos, y los contrastaba. Llegué, con el paso de los meses, a la conclusión de que existían muchísimos acontecimientos de nuestra reciente Historia que yo desconocía, que no nos habían contado todo, o que ciertas cosas estaban tergiversadas. El descubrimiento de esta nueva realidad me dejó pasmada pero, cuantas más cosas nuevas descubría, más quería saber. Mi metamorfosis ya había comenzado. Me fui despegando poco a poco de una filosofía en la que me había mantenido durante décadas en la más completa ignorancia. Cierto es que yo nunca tuve la más mínima inclinación a preguntarme lo que era el socialismo, o el comunismo, o qué era eso de las ideas liberales, pero en cuanto vi un hilo, empecé a tirar de la manta. Y madre de dios lo que descubrí…
Mi metamorfosis fue lenta, pero sorprendentemente no fue dolorosa; al contrario: me encontraba feliz de haber abierto los ojos a la realidad; de haber descubierto por mí misma, con mi capacidad de pensamiento crítico, una verdad que yo creía inexistente. Estaré eternamente agradecida a La Sexta por poner en mi camino otras plataformas que me mostraron el camino hacia un ideario de libertad y de sentido común, por hacer de mí hoy en día una persona liberal que cree en la individualidad de los ciudadanos y desprecia vuestra ideología del colectivismo. Mil gracias, La Sexta, por esta oportunidad que me habéis brindado.
Yes, we can (change)…
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Hola, soy una española residente en los EEUU que asiste atónita al espectáculo siniestro que asola no sólo nuestro país sino otros territorios de Iberoamérica y Europa. Me siento con la obligación moral de unir fuerzas para tratar de parar está locura.
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