La era de la emoción y la muerte de la razón

mascarilla al aire libre

Hace ya unos días que han implantado de nuevo la dichosa mascarilla en la calle, ese trozo de tela que ya ha quedado más que demostrado que no vale para nada al aire libre. Yo pensaba que la gente se negaría en masa que en un acto de cordura y razón dirían ¡NO!, sin embargo, para mi sorpresa – o bueno para la nula sorpresa a estas alturas. – la gente volvió a obedecer como loca y se lanzó a ponerse el bozal como locos.

El acto de imponer de nuevo la mascarilla no es por un hecho científico o médico, no, ese no es el motivo; más bien es para hacernos recordar quién manda aquí y que debemos saber que en un mínimo gesto despótico de los dirigentes, pueden acabar de un plumazo con nuestra libertad y que debemos saber que nosotros somos su servidumbre. Dando así un giro histórico y revirtiendo todo aquello que se consiguió en las revoluciones burguesas, aglutinadas en lo que los historiadores llaman; Revolución Francesa, es decir, acabar con la sociedad estamental.

Como he mencionado, estamos en ello, volviendo a los estamentos. Para los no instruidos en estos términos históricos, intentaré resumirlo y explicarlo bien. Con la aparición de la sociedad de clases, uno podia nacer pobre, sí, sin embargo sí tenía ingenio o una buena idea, podía ascender socialmente a otras capas de la sociedad. – aunque hoy en día hay lugares que no es así. – sin embargo, en la sociedad estamental, estabas atado a donde nacías, es decir, si tu eras pobre morias pobre, o mejor aun, si tu padre era agricultor, por ley – y digo ley en el estricto sentido de la palabra. – tu estabas condenado a trabajar de agricultor y bajo pena si se te ocurría abandonar el manso o el oficio artesano. De ahí que muchos desertaran y se fueran a los Burgos, es decir, las Ciudades.

Pues todo indica que quieren que retrocedamos a esa sociedad medieval, donde la clase política son familias con dinero – ¿Cuanta gente en españa son políticos importantes sin tener padrinos? ninguno. – es decir los politicos serían los nuevos nobles. En el campo clerical tendríamos su brazo derecho: las universidades y la enseñanza, la cual imparte dogma, que no conocimiento. Esta imparte doctrina, imparte su religión: Adoracion al estado por encima de todas las cosas, las doctrinas de genero, raza, etc, todo bajo una larga etiqueta: eco-vegano-antiracista-feminis-tatransgenero-degeneradomental. Y aquel que se le ocurra pensar y ser crítico se le hará un juicio popular (redes sociales, señalamientos publicos) y será degradado a poco más que un ser que respira y come. Y por último, estaría el tercer estado, todos nosotros que no tenemos manera alguna de acceder a estos puestos, pues nosotros somos los que tenemos que pagar impuestos para financiar sus locuras feministas, sus chorradas de genero, sus estupideces del cambio climático y, por que no decirlo, sus fulanas de carreteras secundarias de lugares dudosos de legalidad, y por supuesto subiendo la luz y la cesta de la compra. Ya que tu, españolito de 2ª no está permitido que pongas estufas, lavadoras, ir en coche o comer lo que quieras.

Mientras tanto, la masa de ineptos, borregos y majaderos, solo sale a decir ponte la mascarilla que nos vas a matar a todos. LA mejor consigna que más me gusta de esta masa es cuando dicen que esto es culpa de los irresponsables, sí, desde luego de irresponsables como ellos que en su vida se han atrevido a reclamar nada contra la administración porque han sido unos cobardes, y, ahora, se creen con derecho de fiscalizar al vecino simple y llanamente porque comulgan y tragan con todo lo que dice papá estado, debido a que se creen que están bajo un halo protector que les da inmunidad para lanzar consignas contra aquellos que piensan.

Pero bueno, como siempre digo, yo lloraré, pero ellos también llorarán diciendo. ¿Qué hemos hecho?

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