Independentismo catalán moviliza a 28.000 personas en la Diada de 2025
La Guardia Urbana de Barcelona cifra en 28.000 los asistentes a la manifestación. La protesta, organizada por ANC y Ómnium, se desarrolló en Barcelona, Girona y Tortosa. El acto sirvió para llamar a la desobediencia de sentencias judiciales sobre el catalán.
Un movimiento en claro declive
La movilización independentista de la Diada de Cataluña ha registrado cifras de años muy previos al ‘procés’, con una asistencia que no superó los 30.000 asistentes en Barcelona, muy por debajo de las 60.000 del año anterior. Según la Guardia Urbana, han acudido 28.000 personas. En Girona, el Ayuntamiento contabilizó 12.000, y en Tortosa apenas 1.500. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), por su parte, estimó una participación de 100.000 personas entre las tres ciudades.
Un sector dividido y desmovilizado
El secesionismo se encuentra desmovilizado, dividido, desorientado y cabreado con los líderes políticos ocho años después del referéndum ilegal. El discurso del presidente de la ANC, Lluís Llach, instó a la comunidad educativa y a las instituciones a desobedecer la sentencia del TSJC que cuestiona el modelo de escuela catalana, un cambio radical respecto a las demandas de antaño.
El contexto de un cambio político
El fracaso del ‘procés’, consumado con la investidura del socialista Salvador Illa, ha abierto un cambio político en Cataluña. Según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el 52% de la ciudadanía está en contra de la separación, frente al 40% que está a favor, una inversión de los porcentajes de hace una década. Esta nueva realidad ha relegado al independentismo a una posición relevante pero secundaria en el Parlament.
Gestionar la frustración
Gestionar la frustración entre sus electores, tras prometerles la luna, está siendo muy complicado para los partidos secesionistas. Esta situación de desgaste interno ha afectado a todas las formaciones, desde Esquerra Republicana (ERC) y Junts hasta la CUP, y ha beneficiado a la extrema derecha de Aliança Catalana.
De la calle a los pactos
La manifestación de la Diada ha perdido su capacidad de marcar la agenda política. Las formaciones independentistas solo tienen margen de maniobra como socios del Gobierno. La escasa asistencia da oxígeno tanto a Junts como a ERC en sus relaciones con el Ejecutivo, al no sentir la presión de una multitud exigiendo que rompan con Sánchez.
Un movimiento que se resquebraja
El independentismo catalán vive una etapa de clara recesión tras el auge del ‘procés’ y su posterior fracaso político. La pérdida de la mayoría absoluta en el Parlament y el cambio en el apoyo social a la secesión reflejan una nueva normalidad en Cataluña, liderada actualmente por el PSC.
Un futuro de incertidumbre
La capacidad de influencia del independentismo dependerá ahora de su unidad interna y de su papel como socio de gobierno en un panorama político catalán transformado. La llamada a la desobediencia civil se enmarca en una estrategia para mantener la relevancia en un contexto de apoyo social decreciente.


