Eso aquí no puede pasar

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Cada vez son más habituales las censuras, los llamados strikes, cierres de canales, desmonetización de periódicos digitales y canales de YouTube o cuentas bloqueadas por enésima vez de usuarios en las redes sociales que se enfrentan a acusaciones completamente infundadas y falsarias de hipotéticos videos, programas o noticias donde al parecer infringimos no sé qué normas que dictan ellos al margen de los derechos fundamentales de los países donde operan, según los responsables que controlan esos medios, como censores medievales o de otras épocas perdidas en el tiempo y ya olvidadas, alegando que sembramos el odio, el enfrentamiento o peor aún, se inventan acusaciones o incluso creen ver vídeos de contenido sexual cuando tan sólo son la prueba irrefutable de un vandalismo violento que ya existe, donde se pone de manifiesto, por ejemplo, la violencia de menores en un aula agrediendo a un profesor.

En España, desde que la extrema izquierda asaltara el poder, es imposible exhibir videos que ellos consideran que les perjudica, o que pone de manifiesto el resultado y el fruto en la sociedad de sus políticas revanchistas, sectarias, e incluso, inconstitucionales, que lo único que han conseguido es polarizar y enfrentar a la sociedad entre hombres y mujeres, entre heteros y gais, entre blancos y negros, entre católicos y de otras confesiones religiosas, entre comunidades autónomas, entre pueblos y comarcas, e incluso, entre los propios ciudadanos.

Lo que hay y lo que no hay que decir según el gobierno

En España no se puede hablar del 11M, porque nos llaman conspiranoicos, ni de las niñas prostituidas en Baleares en los centros de acogida. No se puede hablar ni significar nada relativo a Franco o cualquier cuestión que provenga del período que gobernó Francisco Franco porque nos llaman franquistas. Tampoco de la inmigración ilegal porque nos tildan de xenófobos; ni de la imposición totalitaria del feminismo radical (feminazismo) porque nos llaman machistas; ni criticar la política “chiringuitera” comunista de los elegeteberianos porque nos llaman homófobos, aun siendo gais; ni de las autonomías porque nos dicen que vamos en contra de la Constitución; o criticar las políticas de la Unión Europea, con una corrupción sistémica y beneficiando al globalismo que quiere destruir los estados nación y aniquilar su cultura, sus democracias, sus libertades, porque nos insultan diciendo que estamos en contra de Europa.

No se puede hablar de las vacunas, ni de las medidas coercitivas que aplican en contra de la libertad, como el pasaporte covid, que no sé para que lo quieren imponer, cuando está demostrado que todos infectamos a todos, los vacunados como los que no lo están, teniendo enfrentada a la sociedad, cuando lo que deberíamos de reclamar es una vacuna efectiva que impida la enfermedad pero que no contagie ni trasmita el virus, en lugar de estar permanentemente amenazando a los ciudadanos con confinamientos o pérdida de derechos constitucionales, y menos para servir de cobayas humanas para intereses espurios, o peor aún: ejercer algún tipo de control sobre la humanidad.

No se puede hablar del aborto criminal, sistemático y deleznable de nuestra sociedad, que mira para otro lado como si acabar con una vida inocente fuera una cuestión nimia, natural y justificable, cuando es un crimen horrible de lesa humanidad, digan lo que digan sus seguidores y adeptos. Además de ser una abominación gigantesca que algún día la historia juzgará a esta sociedad como la que aniquilaba a su progenie, a sus iguales, a seres humanos indefensos que jamás tendrán ninguna oportunidad para la vida, ni defensa ante la muerte.

Tampoco se puede hablar de los símbolos patrios, ni decir que España es un país maravilloso o contar las bondades de nuestra patria, sus héroes, su historia, su cultura y de su grandeza, pues nos llamarán fascistas o aún cosas peores. Hoy en día solo se puede hablar de lo que el gobierno quiera a través de esa ley infame llamada ley de memoria histórica, ahora, la nueva ley de memoria democrática, que ya sólo el nombre ofende la inteligencia.

Todo rodeado de una crispación y violencia en las calles como nunca antes se había producido desde que se reinstauró la democracia

Nosotros, los que amamos y defendemos la patria, la democracia y la libertad solo buscamos esa libertad para difundir nuestras opiniones, nuestras ideas, nuestro compromiso con España. Pero el poder omnímodo de los férreos controles de censura impuestos por esos medios, hacen imposible derechos fundamentales como el derecho a la libertad de expresión, la libertad de opinión, la de prensa, la de informar verazmente, en definitiva, la de comunicar. Por el contrario, en lugar de hacerlo están sirviendo a intereses espurios y presuntamente criminales.

Los medios de comunicación comprados con subvenciones y dádivas que les hace este gobierno, deberían de ser quien ejercieran la labor de divulgación, tanto a nivel informativo, cultural y social. Como un servicio público que para esos están, o debieran estar, tanto los medios privados como los públicos, sin embargo, niegan esos derechos a los ciudadanos.

Además, no se puede entender que esas multinacionales, esas Big Tech, como Twitter, Facebook, YouTube etc. que operan en España al servicio del globalismo más abyecto, soslayen, o directamente incumplan la normativa de los países o la legislación vigente de los mismos, anulando leyes tan sagradas como la libertad de expresión o la de información, anteponiendo sus reglas a las leyes fundamentales de los países y a sus constituciones.

¿Y se preguntarán dónde está la Unión Europea ante tales incumplimientos flagrantes?

Pues como en el resto de materias y leyes, «ni está ni se la espera«, dando ésta la callada por respuesta ante tanta vulneración de derechos de los ciudadanos de esos países como España.

Entonces, ¿para qué sirve Europa si ante tanta vulneración de derechos nacionales no dicta ninguna ley que obligue a estos repugnantes dictadores a respetar los derechos fundamentales y la soberanía de cada nación?

Si, ya sabemos que son malos tiempos para la libertad y que Europa no se libra de este virus globalista, pero entonces, rompamos las reglas y vayámonos de esa Europa carcomida, corrompida y podrida, o forcemos para que la misma se regenere con ciudadanos libres que defiendan la verdadera democracia a través de partidos o movimientos nacionales que crean en la libertad, que respeten la vida, la prosperidad, la propiedad privada, la justicia, la ley, la igualdad real, para dejar a las nuevas generaciones un mundo mejor y no estar sometidos a una dictadura mundial que es a donde nos quiere llevar el gobierno de España y el globalismo marxista.

Dicen que la mejor forma de medir la salud de una democracia es a través de sus medios de comunicación, o cuando se acaba con la libertad de información, la de opinión y la de prensa, síntoma evidente de censura totalitaria. Es decir, cuando la censura alcanza cuotas irrespirables nauseabundas e inaceptables.

En España hace tiempo que los medios de comunicación se doblegaron ante el poder, tan solo quedan vestigios de lo que un día fuera la prensa libre. Ahora tan solo hay algunos digitales, alguna TV y pequeños canales en redes donde algunos intentamos comunicar nuestras ideas, dar nuestra opinión o escribir en los pocos medios que van quedando, pero ya ni eso, las restricciones a las redes cada vez se hacen mas insoportables, mas controladas y mas totalitarias, por todo ello, me atrevo a decir que España está camino de una dictadura, aunque ahora pasa por la fase del totalitarismo con la imposición de la censura y el férreo control a todos los disidentes. Estos lo tienen bien ensayado, llevan años haciéndolo en Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países del entorno.

Aquella famosa frase que repetían hasta la saciedad muchos: “eso aquí no puede pasar”, pues ya hemos llegado a ello, ya está pasando.

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