El PP apuesta por el voto femenino con Guardiola tras casos de acoso en el PSOE
El Partido Popular pretende capitalizar el desgaste del PSOE por los casos de acoso en las elecciones autonómicas extremeñas del 21 de diciembre. La candidata María Guardiola es la pieza central de esta estrategia para atraer el voto femenino tradicionalmente socialista.
Una baza electoral inesperada
La condición de mujer de María Guardiola se ha reforzado como ventaja por el estallido de las denuncias por acoso sexual contra Paco Salazar, ex alto cargo de La Moncloa, y contra Antonio Navarro, secretario general del PSOE en Torremolinos. La dirección del PP argumenta que no elige candidatos por género, pero reconoce el impacto de estos casos. “No medimos a nuestros candidatos por su género. Lo que nos favorece es que María Guardiola ha gestionado bien y el PSOE está en ruinas”, señalan fuentes del equipo de Alberto Núñez Feijóo.
Estrategia y repercusión en el PSOE
Los populares no tienen intención de soltar esta pieza política que cuestiona el compromiso feminista del PSOE. Barones del PP coinciden en que la situación “le está haciendo mucho daño” a los socialistas. Un presidente autonómico popular consultado afirma: “Ahí está el voto femenino que el PP tiene que intentar atrapar”. La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, ha señalado también a la vicepresidenta María Jesús Montero y a la ministra Pilar Alegría.
Antecedentes: Un cambio de ciclo que empieza en Extremadura
El PP pretende que el “cambio de ciclo” hacia La Moncloa comience en Extremadura el 21 de diciembre con una mayoría amplia. El objetivo es un Gobierno sin ataduras con Vox y una debacle del Partido Socialista, protagonizada por la candidata a reelección, María Guardiola.
Cierre: La respuesta interna del PSOE
Mientras el PSOE no consigue cerrar la vía de agua abierta, unas 300 mujeres rubricaron un manifiesto de la Secretaría de Igualdad del partido en Málaga. Las diputadas Andrea Fernández, Carmela Silva y Araceli Martínez exigen en un artículo “transformaciones profundas” y critican que fueran las secretarias de Igualdad, y no los órganos competentes, quienes pidieran perdón a las víctimas.


